EL TEMA DEL MES: BUSCANDO EL EQUILIBRIO EN LA VIDA.
1) MENSAJE DEL EDITOR: LAS PANTUFLAS DEL REY
2) GEMAS DE EXCELENCIA: CITAS DIVERSAS
3) SUPERANDO OBSTÁCULOS: LAS TRIBULACIONES DE UNA TAZA
4) LIDERES ENTUSIASTAS: UN HOMBRE IMPORTANTE Y NECESARIO
5) TIENES UN E-MAIL: “ SOLO YO TE ENSEÑARÉ A AMAR!!...”
6) NO TEMAS!: UN PASAJE A NUEVA JERSEY!
7) LAS GARANTIAS DE DIOS: PARA, MIRA Y ESCUCHA! 2ª. Parte.
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INTRODUCCIÓN DEL EDITOR
Quiero agradecerte sinceramente por permitirme llegar a ti, y por tomarte un momento para reflexionar y meditar en estas palabras. Creo que eres un “Buscador de Tesoros”, por eso te he buscado y te envio este mensaje, creelo, si ha llegado este e-mail a ti, no es casualidad, se que sin duda tienes el potencial de ser un descubridor de los infinitos Tesoros de esta vida.
Te cuento que durante 2005 recibimos numerosas cartitas alentadoras, mensajes de apoyo procedentes de diversos lugares. Hemos llevado este mensaje a todas las regiones de Argentina, algunos países del Mercosur, Centro América, México, España, y a la población hispana residente en países como Brasil, Estados Unidos, Alemania, etc. y sabemos también que este mensaje ya ha sido reenviado a Dios sabe adonde más. Estamos muy cerquita de llegar a los 1000 lectores. En 2006, sin embargo, nos hemos puesto una meta, queremos llegar a los 5000 subscritores!. No usamos directorios ni listados de e-mails masivos. Hacemos este trabajo todo a pulmón!. Uno por uno! A cada dia se nos unen entre 5 a 10 personas. Contamos también con tu ayuda, amigo lector para que nos divulgues y lo reenvíes a tus amigos de habla hispana que viven en otras partes del mundo.
En fin, espero que este Boletín de Liderazgo y desarrollo personal “Buscadores de Tesoros” sea de gran beneficio para ti, que te lleve a la reflexión, hable a tu corazón y sea una bendición para tu vida.
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| 1) MENSAJE DEL EDITOR: LAS PANTUFLAS DEL REY |
En la época medieval existía un rey muy poderoso que además de sus trofeos, sus bienes, sus muchas posesiones y conquistas, el consideraba a su simpática hijita de 8 años su mayor riqueza!! El Rey tenía su lado humano. Tenía un lado vulnerable y era su hija, quien era una autentica princesita de verdad!
Todos sabían que no había ninguna cosa que dejara más dichoso a su rey que la compañía de su cariñosa hija. El amaba profundamente a su hijita y ella también amaba mucho a su padre.
En aquellas épocas, el dia del cumpleaños del rey era una fecha muy esperada para el reino y era todo un acontecimiento!. Habría fiestas, un banquete y una gran celebración en el palacio del Rey por esta ocasión especial.
Pues también ese era el día más esperado de la princesita. El aniversario de su papá!
“Qué puedo regalarle? El recibirá todo tipo de regalos. Se preguntaba. Ah!! Ya se lo que haré! Lo sorprenderé con un regalito muy especial! Le bordaré unas pantuflas muy lindas y confortables” Dijo ella entusiasmada por la brillante idea que se le habia ocurrido!
Asi fue que se puso manos a la obra! Dispuesta a sorprender a su padre, el rey, se dedicó de lleno a este gran emprendimiento, muy laborioso y complejo, para los recursos de una niña de 8 años de esos tiempos!
Mientras tanto, en la corte del rey, solo faltaban instantes para comenzar la gran Fiesta de cumpleaños.
- Pero donde está mi hija? Indagó curioso y un tanto molesto, el rey a sus asistentes.
Le explicaron que la niña había dado órdenes de no ser interrumpida porque le estaba preparando una sorpresa de aniversario para su padre.
Sin embargo, las celebraciones fueron realizadas puntualmente, como habia sido planeado, pero sin la presencia de la princesita. Al final, concluyeron los números conmemorativos, se fueron los invitados y todo el mundo se fue a dormir en el palacio. Todos estaban contentos por la Fiesta menos el rey, que lo habia pasado muy pero muy triste. El todavía seguía esperando a su niñita.
Cuando la niña terminó de bordar sus pantuflas, allí se dio cuenta que había perdido la noción del tiempo. Corriendo salió a buscar al Rey, a ver si lo alcanzaba antes que El se fuese a dormir! Para su asombro, lo halló sentado en la sala real, con el rostro cabizbajo y apesadumbrado.
Al encontrarse se dieron un abrazo, y la niña exclamó en voz alta: Mira papá lo que hice para ti! Unas pantuflas bien calentitas y cómodas!!
Con una voz triste, el rey le explicó mansamente,
- Hija mía, gracias por las pantuflas! Pero quiero que sepas que hubiera preferido tu presencia en el día de mi cumpleaños en lugar de que me hagas estas lindas pantuflas.
La niña se quedó sin habla, no se había dado cuenta que le había causado una enorme tristeza y preocupación a su padre.
- Perdón papá, no volverá a ocurrir! Lo siento!! No quise ponerte triste! Dijo sollozando.
Aquel dia la niña aprendió una buena lección. Estar juntos era más valioso para el rey que cualquier proyecto, sorpresa o regalo que se le hubiera ocurrido darle.
Autor desconocido (Adaptado por A. Conti)
Elegí esta historia que parece tan infantil especialmente para ti, con el fin de hacerte reflexionar en un principio de vida indispensable.. En esta ocasión hablaremos sobre la necesidad de equilibrio. Equilibrio ante todo! Tu que pretendes lo mejor de la vida necesitas leer este mensaje! No se puede iniciar algo en la vida y negligenciar algo que nunca se debe descuidar. Es gracioso pero somos tan desequilibrados con nuestros actos, que queramos quedar bien con fulano y con mengano, pero en el fin de agradarlos, terminamos ofendiendo a las personas que más amamos. Queremos quedar bien con Dios, siendo simpáticos y amables con terceros, hacemos obras de caridad para gente desconocida, etc, pero no sabemos perdonar aún a aquellos que nos han ofendido, guardamos rencor a parientes y amigos, y no hacemos nunca el tiempo para encontrarnos a solas con El. Hablamos de Dios pero no lo conocemos!
En la historia, es la princesita la que se aleja de su padre, el rey. Imagínate! Sabes cómo se sienten los niños cuando nos olvidamos de los días más importantes de sus vidas. Por lo general es al revés, somos nosotros los adultos los que nos alejamos de nuestra familia. Casi nunca lo son los niños Ellos siempre están disponibles y nos buscan a hora y fuera de hora. Es comprensible, es porque nos aman!! Por eso admiro mucho al sr. Stephen Covey, (Los 7 habitos, Liderazgo centrado en principios, el 8° Habito, etc.), por ej., el ser padre de 9 hijos no dejó que sus muchas responsabilidades, como el de presidir una gran organización mundial y ser escritor y conferencista de fama mundial, fueren la excusa para hacerlo descuidar de la atención de sus 9 niños. Quienes lo conocen afirman que es un excelente padre de familia.
Es correcta tu intención de proveerle lo mejor a tu familia y trabajar duro para proveer sus necesidades, pero no lo es que esto sea a costa de que te pierdas de compartir el mejor tiempo de sus vidas, teniendo siempre que estar ausente. Todo tiene su tiempo, hay un tiempo para plantar, para edificar, para producir, …y hay un tiempo para amar. (Ecl. 3:1-8) . Recuerda esto: lo que tus hijos nunca van a olvidar es el tiempo que les concedes. Pasar tiempo de calidad es lo más importante para ellos. Y no tanto los juguetes, entretenimientos, o cualquier pantuflas que se te ocurra hacerles.
Se que has oído y leído mucho de fórmulas eficaces para tu camino al éxito, sin duda, pero me atrevo a decirte que poco te han dicho sobre la necesidad de que tengas equilibrio en todo lo que hagas. Vivir una vida equilibrada es vital si queremos un año de grandes realizaciones!!! Equilibrio entre la vida y el trabajo, equilibrio entre andar en intimidad con Dios y observar rituales religiosos. Equilibrio entre aumentar nuestro patrimonio y el establecer relaciones sólidas y duraderas, equilibrio entre ser excelentes ciudadanos y el dar más atención a nuestra familia, equilibrio entre conquistar el mundo y simplemente conquistar a nuestro mal carácter. Ese es el punto, ser alguien centrado en principios y bien flexible con los cambios.
Te repito una vez más! Equilibrio! Dios es un Dios de orden, de paz y de armonía, y no de desorden. A El no le gustan los desordenados! Pero vivimos lamentablemente en un mundo desequilibrado por el hombre. Hay tanta gente que le da tanto valor a la moda, al status, al qué dirán. Le dan una importancia exagerada a la fortuna personal, a los logros, a sus trofeos, pero se olvidan de Dios, de su familia, traicionan a sus amigos y son capaces de acostarse con el diablo si es preciso.
Rick Warren decía que hoy en día existe una gran demanda por vidas equilibradas. El enseña que para que el hombre viva una vida plena y en equilibrio, necesita combinar una vida social activa y saludable, tener su lado afectivo en orden, necesita cultivar su vida espiritual, debe darle prioridad a su salud física y al cuidado de su cuerpo, y necesita crecer intelectualmente. Pero en realidad, no es tan así, por lo general siempre hay alguna área personal en desajuste, andamos siempre en desequilibrio.
Necesitamos de cuatro ruedas para hacer rodar un automóvil, dos ruedas para una hacer andar una moto o una bicicleta, necesitamos de dos bandejas para que funcione una balanza, se necesitan cuatro pies para construir una silla, necesitamos de 2 remos para avanzar en un bote. Porque como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. (Santiago 2:15) Si falta uno de estos elementos, la función de cualquiera de estos itens se verá inutilizable. Y nosotros, seres inteligentes, necesitamos tener estar áreas bien equilibradas si queremos funcionar correctamente como individuos. Pero a veces no parece que lo seamos!
De qué nos sirve ser muy exitosos ascendiendo puestos en el trabajo si en casa se vive tanta tensión y un clima de tristeza de tal forma que los hijos acaban huyendo de la casa? De qué sirve que el hombre quiera conquistar el espacio sideral cuando aun tiene a naciones que viven en esclavitud y miseria? Por qué motivos la Iglesia quiere más unción de sanidad, dones espirituales visibles, don de milagros, y más poder de resurrección, si no sabe cuidar de los nuevos convertidos, no sabe formar nuevo lideres, no quiere ni sabe andar en unidad con sus vecinos ni con sus semejantes?
Jesús reprendió cierta vez muy enojado a los fariseos: Esto era necesario hacer sin dejar de hacer aquello…!!! (Mat. 23:23) Busca el orden en tu vida y el equilibrio ante todo, mi querido amigo! Pero, como se halla el equilibrio? Te responderé usando las sabias palabras de Spencer Johnson, (El minuto esencial, quien se ha llevado mi queso?, etc): “Equilibro mi vida cuidando de mí mismo tan bien como cuido de mi familia, de mis amigos y de mis negocios; cuando trato los demás como me gustaría que me trataran a mí mismo; cuando hago un alto, para parar, mirar y escuchar; cuando me tomo un minuto para mí mismo varias veces al día; cuando me doy cuenta de que llevo la solución dentro de mí. Cuando guardo silencio y escucho la sabiduría interior, etc.”
Querido lector, antes de embarcarnos en nuevos proyectos y retomar el trabajo en 2006 es necesario que comprendamos cuan imprescindible es que andemos en equilibrio. Cuan importante es que entendamos esto! Debemos aprender a buscar el equilibrio!. Vivir una vida equilibrada es esencial para que este año sea verdaderamente exitoso. Lo crees? Equilibrio! Escucha bien! Presta atención a esa palabra! Equilibrio es lo que tú y yo necesitamos para realizarnos y para obtener la consumación de nuestros más profundos anhelos.
Alberto Conti
Editor del boletín “Buscadores de Tesoros”
Músico y cantautor, Columnista, Facilitador en las áreas de Liderazgo y Desarrollo personal.
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| 2) GEMAS DE EXCELENCIA |
Atesora constantemente en tu corazón, palabras de sabiduría y de conocimiento!! Guarda en tu interior y en tu mente, pensamientos motivadores, palabras que te estimulen a vencer en la vida! Memorízate ciertas frases favoritas que te animarán y que te ayudaran a luchar en los momentos difíciles de tu vida. Adquiere el buen habito de repetirte a ti mismo y a los demás, palabras positivas y de aliento para que puedas encarar los grandes desafíos de la vida!
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“…Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello!...”
Jesús (Mat.23:23)
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“ …Érase una vez un hombre que buscaba el equilibrio en su vida.
Deseaba ser feliz, en su trabajo y con la familia. Y deseaba que los demás también fuesen felices y productivos. Lo cual era una frustración para él, pues había tratado por todos los medios de hacerse feliz a sí mismo y felices a los demás. Pero, por mucho que lo intentaba, nada parecía suficiente…
…No obstante, sabía lo bastante acerca de la felicidad para darse cuenta de que, si alguna vez la encontraba, tendría que ser dentro de sí mismo…”
(El minuto esencial – Spencer Jonson)
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“Todo tiene su tiempo, todo lo que se quiere de debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer y hay un tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de cosechar, …tiempo de llorar y tempo de reir; tiempo de callar y tiempo de hablar; tiempo de amar y tiempo de abstenerse de abrazar…”
(Eclesiastés 3:1-8)
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| 3) SUPERANDO OBSTÁCULOS |
¿Alguna vez te asaltan la preocupación, el temor, la confusión o el desánimo? Desde luego, a todos nos pasa alguna que otra vez. Pero no olvides que Dios siempre está presente para manifestarte Su amor, que puede volverlo todo más positivo.
Invoca a Dios, y Su bendición te saldrá al encuentro. Notarás la diferencia. Su amor se presenta de formas muy variadas. A veces es algo íntimo entre Él y tú, una paz y unión que sientes en tu interior. Otras veces, es posible que te manifieste amor por medio del ánimo que te brinda un amigo o incluso un extraño en respuesta a tus oraciones, o bien con un acontecimiento inesperado.
Invoca a Dios, y Su bendición te saldrá al encuentro. Notarás la diferencia. Su amor se presenta de formas muy variadas. A veces es algo íntimo entre Él y tú, una paz y unión que sientes en tu interior. Otras veces, es posible que te manifieste amor por medio del ánimo que te brinda un amigo o incluso un extraño en respuesta a tus oraciones, o bien con un acontecimiento inesperado.
No dejes de reflexionar en esta historia con propósitos, aplicarla a tu vida y preguntarte sino tiene algo que ver contigo.
LAS TRIBULACIONES DE UNA TAZA PARA TÉ
No siempre he sido una taza para tomar el té. Hubo un momento en que no era sino un puñado de arcilla. En aquel tiempo, mi Maestro me tomó y empezó a darme golpecitos y moldearme. Fue muy doloroso, y le supliqué que dejara de hacerlo, mas Él se limitó a sonreír y responderme: "¡Todavía no!"
Luego, me colocó en un torno; allí estuve dando vueltas y vueltas. Me mareé tanto que pensé que no lo iba a contar. Pero entonces por fin me soltó. Y justo cuando pensaba que ya no me iba a pasar nada, mi Maestro me introdujo en un horno. No comprendía por qué tenía intenciones de quemarme; grité y le supliqué que no lo hiciera y que me soltara. Por la puerta del horno alcancé a ver al Maestro, si bien algo borroso. Él sonreía, negaba con la cabeza y decía: "¡Todavía no!"
Por fin, volvió y me sacó. Yo me dije: "¡Ah, qué alivio!" De repente, mi Maestro me levantó y empezó a pulirme y cepillarme. Seguidamente, tomó un pincel y empezó a pintarme de colores. El olor que despedía la pintura era tan fuerte que pensé que me iba a desmayar. Le rogué que no siguiera, pero sin dejar de sonreír, repitió: "¡Todavía no!"
Luego me colocó en otro horno. Era el doble de caliente que el primero. Yo tenía la certeza de que me iba a asfixiar. Le imploré. Le supliqué. Lloré, pero Él seguía sonriendo y repitiendo: "¡Todavía no!"
Empecé a pensar que no había esperanzas para mí. No aguantaba más. Estaba claro que había llegado mi hora. Decidí rendirme. Entonces se abrió la puerta y el Maestro dijo: "¡Ya está!"
Me recogió y me colocó en una repisa para que descansara. Al cabo de un rato, apareció con un espejo y me dijo: "¡Mírate!" Lo hice, y no daba crédito a lo que veía. Me dije: "¡Dios mío! Soy una taza preciosa para té."
El Maestro me explicó: "Debes comprender que Yo sabía que te dolía que te diera golpecitos y te moldeara. También sabía que el torno te mareaba; pero, si te hubiese dejado tal como eras, te habrías secado y siempre habrías sido un mero puñado de arcilla. No habrías llegado a tener personalidad.
"Sabía que en el primer horno pasaste muchísimo calor. Mas si no te hubiera colocado en él, te habrías deshecho.
"Asimismo, sabía que te molestaba mucho que te puliera y te pintara; pero si no lo hubiese hecho, no habría color en tu vida.
"¡Ah! ¡Y era muy consciente que tu paso por el segundo horno te resultaba muy penoso! Pero mira, si no te hubiese metido en él, no serías capaz de soportar las presiones de la vida. No tendrías resistencia y, por consiguiente, no sobrevivirías mucho tiempo.
"Como ves, cuando las circunstancias te parecían difíciles en extremo, aún velaba por ti. Siempre supe que llegarías a ser lo que eres en la actualidad. ¡El objeto que había ideado desde el primer día en que te puse las manos encima está terminado!
Anónimo
Anónimo
“Tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro, y Tú el alfarero. Todos somos obra de Tu mano." (Isaías 64:8, Santa Biblia, Nueva Versión Internacional.)
"Los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán" (Isaías 40:31).
Autor desconocido
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| 4) LIDERAZGO EFICAZ |
Una de las mayores carencias de la humanidad es la falta de líderes bien entrenados para asumir puestos directivos en cualquier área de trabajo.
Si deseamos construir un mundo mejor del que tenemos en la actualidad, el formar nuevos lideres deberá ser entonces la prioridad n° 1 del nuevo siglo!! Lideres que tengan un compromiso con la excelencia y que serán capaces de aceptar el reto de ser los nuevos constructores de la Humanidad, arquitectos del mundo que soñamos, establecido en el fundamento de los principios universales del amor, la paz, el progreso y la prosperidad.
Esperamos que estos artículos te instruyan y te guíen por el camino de la excelencia.
QUÉ ES UN HOMBRE IMPORTANTE Y NECESARIO?
Manuel necesita estar ocupado. De lo contrario, tiene la sensación de que su vida no tiene sentido, de que está perdiendo el tiempo, de que la sociedad no lo necesita, nadie lo ama, nadie lo quiere.
Por eso, en cuanto se levanta, tiene una serie de tareas: ver las noticias en televisión (quizás sucedió algo durante la noche), leer el periódico (quizá sucedió algo ayer), pedir a su mujer que se encargue de que los niños no lleguen tarde a la escuela, coger el coche, un taxi, un autobús, el metro, pero siempre concentrado, mirando al vacío, mirando su reloj, si puede ser haciendo algunas llamadas en su teléfono móvil, y asegurándose de que la gente vea que es un hombre importante, útil al mundo.
Manuel llega al trabajo, se inclina sobre los papeles que lo esperan. Si es funcionario, hará lo posible para que el jefe vea que ha llegado a la hora. Si es jefe, pondrá a todos a trabajar inmediatamente; si no existen tareas importantes, Manuel se encargará de desarrollarlas, crearlas, implementar un nuevo plan, establecer nuevas líneas de acción.
Manuel va a almorzar, pero nunca solo. Si es jefe, se sentará con los amigos, discutirá nuevas estrategias, hablará mal de los competidores, se guardará siempre un as en la manga, se quejará (no sin cierto orgullo) del exceso de trabajo. Si Manuel es funcionario, también se sentará con los amigos, se quejará del jefe, dirá que está haciendo muchas horas extra, afirmará en un tono desesperado (y con mucho orgullo) que hay varias cosas en la empresa que dependen de él.
Manuel, jefe o empleado, trabaja toda la tarde. De vez en cuando mira el reloj, se acerca la hora de volver a casa, pero queda aquí un detalle por resolver, allá un documento por firmar. Es un hombre honesto, quiere ganarse su sueldo, cumplir las expectativas de los demás, los sueños de sus padres, que tanto se esforzaron para proporcionarle la educación necesaria.
Finalmente vuelve a casa. Toma un baño, se pone una ropa más cómoda, y se dispone a comer con su familia. Pregunta por los deberes de los hijos, las actividades de la mujer. De vez en cuando habla de su trabajo, sólo para servir de ejemplo, pues no acostumbra a traerse las preocupaciones a casa. Terminada la cena, los hijos, que no están para ejemplos, ni deberes, ni cosas por el estilo, se levantan de la mesa y se sientan delante del ordenador. Manuel, a su vez, se sienta también delante de aquel viejo aparato de su infancia, llamado televisión. De nuevo ve las noticias (quizás haya sucedido algo durante la tarde).
Va a acostarse, siempre con un libro técnico en la mesa de cabecera. Tanto si es jefe como empleado, sabe que la competencia es grande y que el que no se actualiza corre el riesgo de perder su empleo y tener que enfrentarse a la peor maldición posible: estar sin trabajo.
Habla un poco con su mujer, a fin de cuentas, es un hombre agradable, trabajador, cariñoso, que cuida de su familia y está preparado para defenderla en cualquier circunstancia. El sueño viene enseguida, Manuel se duerme, sabiendo que al día siguiente estará muy ocupado y hay que reponer fuerzas.
Esa noche, Manuel tiene un sueño. Un ángel le pregunta: “¿por qué haces esto?” Él responde que es un hombre responsable.
El ángel continúa: “¿serías capaz de, al menos durante quince minutos al día, parar un poco, mirar el mundo, mirarte a ti mismo, y simplemente no hacer nada?” Manuel dice que le encantaría, pero no tiene tiempo para eso. “Lo que me dices no es verdad,” dice el ángel. “Todo el mundo tiene tiempo para eso, lo que falta es valor. Trabajar es una bendición cuando nos ayuda a pensar en lo que estamos haciendo. Pero se convierte en una maldición cuando su única utilidad es evitar que pensemos en el sentido de nuestra vida.”
Manuel se despierta en mitad de la noche, envuelto en sudor frío. ¿Valor? ¿Cómo es posible que un hombre que se sacrifica por los suyos no tenga el valor de parar quince minutos?
Más vale volver a dormirse, todo esto no es más que un sueño, estas preguntas no conducen a ninguna parte, y mañana voy a estar muy, muy ocupado.
FUENTE: Paulo Coelho
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| 5) TIENES UN E-MAIL DEL CIELO! |
Mucha gente se pasa la vida tan ocupada en tantos asuntos que se pierde de realizar lo más prioritario de la vida, que es escuchar la Voz Interior, saber escuchar la voz de Dios.
Debes comprender que existe Alguien que te Ama inmensamente y necesita hablar contigo! Es un ser que te ama tanto y te quiere ayudar en este momento tan importante de tu vida! Te sugiero que te tomes tu tiempo para oírlo, escucharlo y meditar en sus palabras! Es el Creador de tu propia vida y hoy tiene un e-mail celestial para ti! Vas a recibirlo?
YO TE ENSEÑARÉ A AMAR!
Hay muchas cosas que te impiden amar. Pero te indicaré la forma de echar abajo esos obstáculos e impedimentos y te ayudaré a convertirte en una vasija de Mi amor.
Primero debes dejar que te llene. Una vasija oscilante, inquieta, no se puede llenar. Es preciso que estés quieto. Debes darme tiempo para llenarte. Debes ser como un vaso vacío, destapado e inmóvil que aguarda que Yo lo llene.
Primero debes dejar que te llene. Una vasija oscilante, inquieta, no se puede llenar. Es preciso que estés quieto. Debes darme tiempo para llenarte. Debes ser como un vaso vacío, destapado e inmóvil que aguarda que Yo lo llene.
¿Piensas que puedes verter amor de tu propia fuente? Muy pronto descubrirás que tu amor será hallado falto. Cuando tengas roces con los demás, te fastidiarán sus idiosincrasias y peculiaridades. Ello dará pie a que pienses: "¿Dónde está ese gran amor que presumiblemente tengo?" Eres incapaz por ti mismo; hasta las cosas más nimias te irritarán. Mas con Mi poder sí puedes. Si te llenas de Mí y de Mi grandioso amor, tendrás más que suficiente. Ese amor rebosará sobre toda persona con la que te encuentres.
Si pasas ratos conmigo, saldrás de tus aposentos reflejando Mi amor en tu rostro. Quienes te vean sabrán que no es cosa tuya, sino Mía. Reconocerán que no es algo que provenga de tu propia fuerza, de tu propia energía. Sabrán que no es una costumbre que has adquirido o una destreza que posees. Si te retiras a tus aposentos y pasas tiempo conmigo, Yo te enseñaré a amar.
JESÚS
Fuente: «De Jesús, con cariño», de Producciones Aurora
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| 6) NO TEMAS! : UN BOLETO A NUEVA JERSEY! |
¡Hoy en día la gente tiene miedo! Tiene miedo del futuro, tiene miedo de lo que pueda suceder en el mundo, tienen miedo unos de otros, temen presiones de tipo social, temen no aprobar en los estudios o fracasar en el trabajo, temer perder su empleo. Temen no tener lo suficiente para mantener a su familia. ¡Temen muchas cosas! ¡Una de las mayores liberaciones para el cristiano es ésa, liberarse del temor!
¡El miedo es el mayor asesino en la actualidad! ¡Aunque no lo parezca, el miedo causa más enfermedades, trastornos mentales y muertes prematuras que ninguna otra cosa en este mundo! Jesús dijo que en los últimos tiempos «desfallecerían los hombres por el temor». (Lucas 21:26) Según los médicos, actualmente hay más fallos cardiacos que en toda la historia del mundo, porque hay más temor.
La buena noticia es que se puede hacer frente a cualquier temor con la ayuda de Dios y de su Palabra ¡Por medio del poder de la oración, tienes poder sobre todos los temores que te asedian! Esperamos que estos testimonios y bellas reflexiones te sirvan de ánimo y te den la fe que necesitas para vencer el temor!
¡NO TENGAS MIEDO DE ADUEÑARTE DE LO QUE TE PERTENECE Y DISFRUTARLO!!
Algunas personas me recuerdan a un pobre inmigrante a quien descubrieron caminando por las vías del ferrocarril de nueva Jersey. Sobre los hombros llevaba un pesado bulto y en su penoso caminar, agotado como estaba, se parecía al peregrino de la historia de Bunyan con su carga. Al pasar por una estación, un agente le ordenó que se quitara inmediatamente de la vía, y le advirtió que podía ser arrestado por violar propiedad privada.
El hombre protesto y le mostró un pasaje de ferrocarril valido para el tramo de la ciudad de Jersey a Scranton. El agente se quedó mirándole perplejo, y le preguntó porqué entonces iba a pie en vez de viajar en el tren.
El pobre inmigrante le respondió que pensaba que solo el pasaje le daba derecho a caminar por la via. Le aclararon su error y el hombre agobiado por el cansancio, se subió encantado al siguiente tren con rumbo a su destino.
Sin duda, los ángeles deben de observar atónitos a las miles de personas que avanzan penosamente angustiadas y agobiadas por las cargas que les impone la vida, sin invocar jamás la ayuda divina y sin esperanza en el futuro.
Ah, cuantos hijos de Dios no se adueñan de lo que les pertenece debido a su incredulidad, su falta de fe, y su falta de confianza.
Fuente: Dichos y hechos, Vol. 1
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| 7) LAS GARANTIAS DE DIOS! |
PARA, MIRA, ESCUCHA!! – 2ª. Parte
Antes que nada, es preciso que aprendamos a escuchar al Señor. No corresponde al Rey andar detrás de Sus siervos gritando, chillándoles, para que hagan lo que Él quiere. Hay que acercarse a Él callada y respetuosamente, presentarle la petición con sinceridad, temblando, y aguardar la respuesta en silencio. Tenemos que temer, respetar y reverenciar al Señor, y tratarlo como el Rey que es. Creo que a veces algunos que están llenos del Espíritu y muy acostumbrados a ello se toman muchas confianzas con el Señor, y opino que a menudo con la mucha familiaridad se pierde el respeto. El Señor es tan tierno y lo tienen tan cerca que no lo respetan como deben.
Tu tarea más importante es escuchar al Rey: ¡parar, mirar y escuchar! De lo contrario, ¡terminarás mal!
Hay muchos cristianos que se entretienen con los dones de Dios —es decir, con los dones del Espíritu— ¡y se olvidan del propio Dios! Como cuando un padre vuelve a casa con regalos para sus hijos: ¡los niños agarran los regalos y, olvidándose de besarlo y saludarlo, se sientan en el suelo a disfrutar de los juguetes!
Son como la niña que dedicó los ratos que solía pasar con su padre a hacerle unas pantuflas para su cumpleaños, ¡y casi le parte el corazón! Es posible que Dios aprecie las pantuflas que le estás haciendo, pero ¡Él prefiere tenerte a ti! Además, probablemente ¡te saldrán muy mal si descuidas al Señor!
¡Una de las cosas más importantes que vas a tener que aprender es a esperar a que el Señor actúe! Recuerdo ciertas ocasiones en que no estaba escuchando al Señor, y la única forma en que Él logró que alzara la vista fue tumbarme en cama con una enfermedad ¡para que no me quedara más remedio que mirar derechito hacia arriba! ¡Mi madre contaba el testimonio de que llegó a estar tan ocupada trabajando para el Señor que Él tuvo que postrarla con un cáncer para obligarla a dedicarle toda su atención! El siguiente poema lo escribió ella:
Tu tarea más importante es escuchar al Rey: ¡parar, mirar y escuchar! De lo contrario, ¡terminarás mal!
Hay muchos cristianos que se entretienen con los dones de Dios —es decir, con los dones del Espíritu— ¡y se olvidan del propio Dios! Como cuando un padre vuelve a casa con regalos para sus hijos: ¡los niños agarran los regalos y, olvidándose de besarlo y saludarlo, se sientan en el suelo a disfrutar de los juguetes!
Son como la niña que dedicó los ratos que solía pasar con su padre a hacerle unas pantuflas para su cumpleaños, ¡y casi le parte el corazón! Es posible que Dios aprecie las pantuflas que le estás haciendo, pero ¡Él prefiere tenerte a ti! Además, probablemente ¡te saldrán muy mal si descuidas al Señor!
¡Una de las cosas más importantes que vas a tener que aprender es a esperar a que el Señor actúe! Recuerdo ciertas ocasiones en que no estaba escuchando al Señor, y la única forma en que Él logró que alzara la vista fue tumbarme en cama con una enfermedad ¡para que no me quedara más remedio que mirar derechito hacia arriba! ¡Mi madre contaba el testimonio de que llegó a estar tan ocupada trabajando para el Señor que Él tuvo que postrarla con un cáncer para obligarla a dedicarle toda su atención! El siguiente poema lo escribió ella:
¡Dios no acepta que lo releguemos a un segundo lugar, ni siquiera si es Su servicio lo que ponemos primero! «No tendré dioses ajenos delante de Mí. No te inclinarás a ellos ni los honrarás; porque Yo soy el Señor tu Dios... celoso» (Éxodo 20:3,5). Seguramente sea ese el error más grave de los cristianos sinceros: ¡hacer un dios del servicio a Dios! Tanto movimiento, tanto bullicio, tanto «golpear el aire»... y sin embargo, ¡tan poco de Dios! (V. 1 Corintios 9:26.) Acostumbrábamos cantar este estribillo: «Ten fe en que Dios hará Su voluntad. Descuida, pues Él lo hará. Su Espíritu te guardará y llenará. Descuida, pues Dios lo hará.» ¡Es mucho más fácil dejar que Dios lo haga! ¡Y cuando guardas silencio delante del Señor demuestras que estás dejando las cosas en Sus manos! ¡Deteniendo toda actividad y esperando a que Dios obre, demuestras que tienes fe! «Estad quietos y conoced que Yo soy Dios» (Salmo 46:10). «Que procuréis tener tranquilidad» (1 Tesalonicenses 4:11). «En quietud y en confianza será vuestra fortaleza» (Isaías 30:15). «Calle delante de Él toda la tierra» (Habacuc 2:20; Zacarías 2:13). ¡En una ocasión hasta en el Cielo se hizo silencio! (V. Apocalipsis 8:1.)
¡Algunos de mi familia se ponían furiosos conmigo cuando querían hacer algo a toda prisa y yo los mandaba sentarse a escuchar al Señor por unas horas! Pero luego muchas veces descubrían que Dios ya había resuelto la situación.
Cuando Moisés era un joven muy inteligente de 40 años y se creía muy capaz, ¡se metió en un lío tremendo y tuvo que huir para salvar la vida! ¡Dios necesitó 40 años para enderezarlo y hacerle ver que tenía que recurrir a Él! (V. Éxodo 2:11-15.)
La prisa es señal de que tenemos miedo de llegar tarde, ¡lo que significa que tenemos temor, que a su vez indica que necesitamos más fe! Si te retrasas, tómatelo con calma. ¡Confía en el Señor! Cuando vamos retrasados y decidimos apresurarnos suele ser porque la culpa es nuestra, ¡y no queremos tener que pagar las consecuencias! ¡Es por orgullo! ¡No queremos que la gente sepa que nos atrasamos!
Otra razón por la que nos apresuramos es que no estamos confiando en el Señor. Tenemos miedo de que si no llegamos a tiempo nos vamos a perder algo. No somos capaces de confiar en que Dios es capaz de detener el mundo o parar el sol, como Josué consiguió que hiciera (V. Josué 10:12-15). Siempre me acordaré de la vez en que iba corriendo para tomar el tren, y el Señor me advirtió que si continuaba con esa tensión física y nerviosa acabaría matándome. Entonces le pedí al Señor que impidiera que saliera el tren, lo dejé en Sus manos, me tranquilicé y me lo tomé con calma. Después de subir al vagón, me pasé 40 minutos esperando, sin saber por qué el tren, normalmente puntual, no salía de la estación. Al final se lo pregunté al Señor, y me respondió: «Me pediste que parara el tren, pero todavía no me has dicho que querías salir».
¡Vísteme despacio, que tengo prisa! Relájate, tranquilízate, no corras tanto. No te precipites... que si es preciso, ¡el Señor hará que todo vaya más despacio por ti! ¡Para qué matarse por correr!
Hay numerosos ejemplos de paciencia en la Biblia: Job, Moisés ¡y fíjate en David! ¡Se pasó 24 años trabajando para el viejo cascarrabias del rey Saúl! ¡El Señor le enseñó mucho observando a Saúl! Éste se ponía todo nervioso y apresurado, trataba de hacer las cosas por sus propias fuerzas... ¡y descubrió que no era suficientemente fuerte! ¡David aprendió que hay que dejar que Dios lo haga todo y esperar a que Él actúe!
¡Algunas personas me recuerdan al rey Saúl! Le preguntan algo al Señor, ¡y si Él no les responde al instante, siguen adelante como buenamente pueden! ¡Mira lo que pasó la vez en que el profeta Samuel tardó en presentarse, y Saúl se lanzó a la batalla sin esperar al Señor! ¡Perdió el reino a raíz de ello! (V. 1 Samuel 13:7-14.)
¡Ve más despacio, pues! ¡Para!... ¡Mira!... ¡Escucha!... ¡Espera al Señor! ¡Sobre todo cuando no sabes qué hacer y todavía no has oído al Señor! ¿De dónde surgió Juan el Bautista? ¿De la gran ciudad de Jerusalén? ¿Fue allí donde cursó sus estudios, donde recibió su ungimiento, su gran poder? ¡Nada de eso! ¡Vino del desierto, del monte, de lugares inhóspitos, donde pudo pasar tiempo apartado de las masas y escuchar al Señor! Y cuando saltó a escena, ¡menudo mensaje transmitió! (V. S. Lucas 3:1-21.)
¡Jesús estuvo 30 años preparándose, y apenas poco más de tres ejerciendo Su ministerio público! ¡Cuánta prisa tenemos! San Juan, para escribir su evangelio, ¡algún tiempo debió de pasar con el Señor! No obstante, su obra maestra, el Apocalipsis, fue escrita por el Señor estando Juan exiliado en una isla. Su mayor realización fue el fruto de dejar que Dios lo dirigiera todo, le mostrara todo y lo hiciera todito. ¡Vayamos más despacio! ¡Paremos!... ¡Miremos!... ¡Escuchemos!... Si no, ¡terminaremos mal!
¡El mundo vive en una prisa constante! Es una conjura del propio Diablo: ¡acelerar el mundo, hacer lo que sea para que todo se mueva más rápido! ¡Dios creó el mundo hace 6.000 años, y casi ni ha variado su velocidad desde entonces! A Dios nunca le entró prisa: ¡la tierra todavía gira a la misma velocidad cada día! Dios no ha acelerado las estaciones ni los años en lo más mínimo. ¡El hombre es el que lo está acelerando todo, abocado a la destrucción! Aminora la marcha. Sosiégate. ¡Pero ante todo para, mira, escucha y espera! ¡En algunos países se ven letreros así en lugares peligrosos, cruces, pasos a nivel, en puntos críticos, cuando se produce una alteración de lo habitual, una interrupción del rumbo que llevamos o la carretera o autopista por donde transitamos! Si no, atravesaríamos la vía férrea como si nada, ¡y nos podría arrollar un tren expreso!
Algunos dirán: «¡No tengo tiempo para parar, mirar y escuchar!» ¡Pero si no lo hacen, es posible que no lleguen a su destino! ¡Más vale tarde que nunca! ¿Qué es más fácil? ¿Tratar de cruzar antes que pase el tren, abrirse paso por en medio del tren, saltar por encima de él, o simplemente parar, observarlo mientras pasa, aguardar unos minutos hasta que se haya alejado y proseguir tranquilamente el viaje? ¡No da ningún resultado tratar de forzar la situación y empeñarse en abrirse paso uno mismo! ¡De nada sirve correr de un lado para otro, impacientarse y ponerse nervioso por tratar de llegar a algún sitio para hacer algo, cuando lo que hay que hacer es esperar las instrucciones del Señor y así averiguar sin asomo de duda dónde quiere que estemos y qué quiere que hagamos!
El Señor quiere enseñarnos a tomar decisiones. No empecemos a hablar entre nosotros. ¡El primer paso es preguntar al Señor! A Dios le gusta que le honren un poco a Él. ¡Orar no es solamente arrodillarse uno y decir todo lo que quiere, sino más que nada, dejar que Dios diga todo lo que quiere, esperando en silencio y confianza a que Él responda!
No sólo hay que ponerse a orar, sino además llenarse del Espíritu. Entonces el Señor nos dirá a cada uno lo que debemos hacer. Uno tiene que ser consciente de que no puede hacerlo por su cuenta, ¡y desear a toda costa la respuesta y solución divinas, detener todo lo demás y escuchar! Guardar silencio ante el Señor demuestra que se tiene fe en que la situación está en manos de Dios, en que Él va a resolver las cosas. Dediquemos tiempo a escuchar a Dios y Él dedicará tiempo a solucionar el problema. Nuestra actividad febril no sirve para nada. Nuestro servicio no vale nada si no prestamos atención al Rey, si no le dedicamos tiempo, si no le demostramos nuestro amor y no vivimos en comunión con Él.
Recuerda que la prisa es falta de fe, y ¡la inspira el Diablo! Si andamos con prisas, apurados, angustiados e impacientes, nos resultará imposible concentrarnos por completo —la atención, la vista, el oído, el corazón y los pensamientos— en el Señor para encontrar la solución al problema, recibir la respuesta a la pregunta o tomar la mejor decisión. En cambio, cuando hayamos aprendido a parar, mirar, escuchar, esperar en comunión con el Señor y recibir Sus respuestas, ¡habremos aprendido a tomar decisiones! Habremos aprendido a orar y a seguir verdaderamente a Dios. «¡Dios da lo mejor de lo mejor a los que dejan que Él elija!»
¡Algunos de mi familia se ponían furiosos conmigo cuando querían hacer algo a toda prisa y yo los mandaba sentarse a escuchar al Señor por unas horas! Pero luego muchas veces descubrían que Dios ya había resuelto la situación.
Cuando Moisés era un joven muy inteligente de 40 años y se creía muy capaz, ¡se metió en un lío tremendo y tuvo que huir para salvar la vida! ¡Dios necesitó 40 años para enderezarlo y hacerle ver que tenía que recurrir a Él! (V. Éxodo 2:11-15.)
La prisa es señal de que tenemos miedo de llegar tarde, ¡lo que significa que tenemos temor, que a su vez indica que necesitamos más fe! Si te retrasas, tómatelo con calma. ¡Confía en el Señor! Cuando vamos retrasados y decidimos apresurarnos suele ser porque la culpa es nuestra, ¡y no queremos tener que pagar las consecuencias! ¡Es por orgullo! ¡No queremos que la gente sepa que nos atrasamos!
Otra razón por la que nos apresuramos es que no estamos confiando en el Señor. Tenemos miedo de que si no llegamos a tiempo nos vamos a perder algo. No somos capaces de confiar en que Dios es capaz de detener el mundo o parar el sol, como Josué consiguió que hiciera (V. Josué 10:12-15). Siempre me acordaré de la vez en que iba corriendo para tomar el tren, y el Señor me advirtió que si continuaba con esa tensión física y nerviosa acabaría matándome. Entonces le pedí al Señor que impidiera que saliera el tren, lo dejé en Sus manos, me tranquilicé y me lo tomé con calma. Después de subir al vagón, me pasé 40 minutos esperando, sin saber por qué el tren, normalmente puntual, no salía de la estación. Al final se lo pregunté al Señor, y me respondió: «Me pediste que parara el tren, pero todavía no me has dicho que querías salir».
¡Vísteme despacio, que tengo prisa! Relájate, tranquilízate, no corras tanto. No te precipites... que si es preciso, ¡el Señor hará que todo vaya más despacio por ti! ¡Para qué matarse por correr!
Hay numerosos ejemplos de paciencia en la Biblia: Job, Moisés ¡y fíjate en David! ¡Se pasó 24 años trabajando para el viejo cascarrabias del rey Saúl! ¡El Señor le enseñó mucho observando a Saúl! Éste se ponía todo nervioso y apresurado, trataba de hacer las cosas por sus propias fuerzas... ¡y descubrió que no era suficientemente fuerte! ¡David aprendió que hay que dejar que Dios lo haga todo y esperar a que Él actúe!
¡Algunas personas me recuerdan al rey Saúl! Le preguntan algo al Señor, ¡y si Él no les responde al instante, siguen adelante como buenamente pueden! ¡Mira lo que pasó la vez en que el profeta Samuel tardó en presentarse, y Saúl se lanzó a la batalla sin esperar al Señor! ¡Perdió el reino a raíz de ello! (V. 1 Samuel 13:7-14.)
¡Ve más despacio, pues! ¡Para!... ¡Mira!... ¡Escucha!... ¡Espera al Señor! ¡Sobre todo cuando no sabes qué hacer y todavía no has oído al Señor! ¿De dónde surgió Juan el Bautista? ¿De la gran ciudad de Jerusalén? ¿Fue allí donde cursó sus estudios, donde recibió su ungimiento, su gran poder? ¡Nada de eso! ¡Vino del desierto, del monte, de lugares inhóspitos, donde pudo pasar tiempo apartado de las masas y escuchar al Señor! Y cuando saltó a escena, ¡menudo mensaje transmitió! (V. S. Lucas 3:1-21.)
¡Jesús estuvo 30 años preparándose, y apenas poco más de tres ejerciendo Su ministerio público! ¡Cuánta prisa tenemos! San Juan, para escribir su evangelio, ¡algún tiempo debió de pasar con el Señor! No obstante, su obra maestra, el Apocalipsis, fue escrita por el Señor estando Juan exiliado en una isla. Su mayor realización fue el fruto de dejar que Dios lo dirigiera todo, le mostrara todo y lo hiciera todito. ¡Vayamos más despacio! ¡Paremos!... ¡Miremos!... ¡Escuchemos!... Si no, ¡terminaremos mal!
¡El mundo vive en una prisa constante! Es una conjura del propio Diablo: ¡acelerar el mundo, hacer lo que sea para que todo se mueva más rápido! ¡Dios creó el mundo hace 6.000 años, y casi ni ha variado su velocidad desde entonces! A Dios nunca le entró prisa: ¡la tierra todavía gira a la misma velocidad cada día! Dios no ha acelerado las estaciones ni los años en lo más mínimo. ¡El hombre es el que lo está acelerando todo, abocado a la destrucción! Aminora la marcha. Sosiégate. ¡Pero ante todo para, mira, escucha y espera! ¡En algunos países se ven letreros así en lugares peligrosos, cruces, pasos a nivel, en puntos críticos, cuando se produce una alteración de lo habitual, una interrupción del rumbo que llevamos o la carretera o autopista por donde transitamos! Si no, atravesaríamos la vía férrea como si nada, ¡y nos podría arrollar un tren expreso!
Algunos dirán: «¡No tengo tiempo para parar, mirar y escuchar!» ¡Pero si no lo hacen, es posible que no lleguen a su destino! ¡Más vale tarde que nunca! ¿Qué es más fácil? ¿Tratar de cruzar antes que pase el tren, abrirse paso por en medio del tren, saltar por encima de él, o simplemente parar, observarlo mientras pasa, aguardar unos minutos hasta que se haya alejado y proseguir tranquilamente el viaje? ¡No da ningún resultado tratar de forzar la situación y empeñarse en abrirse paso uno mismo! ¡De nada sirve correr de un lado para otro, impacientarse y ponerse nervioso por tratar de llegar a algún sitio para hacer algo, cuando lo que hay que hacer es esperar las instrucciones del Señor y así averiguar sin asomo de duda dónde quiere que estemos y qué quiere que hagamos!
El Señor quiere enseñarnos a tomar decisiones. No empecemos a hablar entre nosotros. ¡El primer paso es preguntar al Señor! A Dios le gusta que le honren un poco a Él. ¡Orar no es solamente arrodillarse uno y decir todo lo que quiere, sino más que nada, dejar que Dios diga todo lo que quiere, esperando en silencio y confianza a que Él responda!
No sólo hay que ponerse a orar, sino además llenarse del Espíritu. Entonces el Señor nos dirá a cada uno lo que debemos hacer. Uno tiene que ser consciente de que no puede hacerlo por su cuenta, ¡y desear a toda costa la respuesta y solución divinas, detener todo lo demás y escuchar! Guardar silencio ante el Señor demuestra que se tiene fe en que la situación está en manos de Dios, en que Él va a resolver las cosas. Dediquemos tiempo a escuchar a Dios y Él dedicará tiempo a solucionar el problema. Nuestra actividad febril no sirve para nada. Nuestro servicio no vale nada si no prestamos atención al Rey, si no le dedicamos tiempo, si no le demostramos nuestro amor y no vivimos en comunión con Él.
Recuerda que la prisa es falta de fe, y ¡la inspira el Diablo! Si andamos con prisas, apurados, angustiados e impacientes, nos resultará imposible concentrarnos por completo —la atención, la vista, el oído, el corazón y los pensamientos— en el Señor para encontrar la solución al problema, recibir la respuesta a la pregunta o tomar la mejor decisión. En cambio, cuando hayamos aprendido a parar, mirar, escuchar, esperar en comunión con el Señor y recibir Sus respuestas, ¡habremos aprendido a tomar decisiones! Habremos aprendido a orar y a seguir verdaderamente a Dios. «¡Dios da lo mejor de lo mejor a los que dejan que Él elija!»
Fuente: David Berg – International The Family Ministry
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